viernes, 24 de julio de 2009

Los taxis también vienen al lavadero ilegal en La Merced

Como si no fuera poco con los lavados de los carros particulares en la vía pública, ahora los taxis también vienen a La Merced a recibir este "servicio" que los 'cuidadores' de carros ofrecen con agua sucia de las alcantarillas.

Vecinos del barrio dijeron a este blog que este taxi con la matrícula SIO 592 ya había venido en otras oportunidades "a ser atendido" en la calles del barrio.

jueves, 23 de julio de 2009

ETB sella cajas de teléfonos en La Merced


En la tarde de hoy estuvieron, luego de las denuncias formuladas por este y apoyadas por varios vecinos del barrio La Merced, funcionarios de la ETB sellaron las cajas de teléfonos que estaban siendo deterioradas por los indigentes y "cuidadores" de carros que las han venido utilizando como bodegas para ocultar los baldes con los que lavan ilelgamente los carros en la vía pública, decenas de kilos de cartón y materiales reciclados, y hasta artículos robados en otras partes de la ciudad.

Esperamos que otras empresas como Telmex y Codensa sigan los mismos pasos que hoy ha dado la ETB para cuidar este patrimonio colectivo. Las cajas con las que estas empresas acceden a las acometidas dentro del espacio público son vitales para el buen funcionamiento del servicio que ofrecen.

Por otra parte, los habitantes del barrio deben participar con su sentido de colaboración ciudadana para vigilar que las cajas de estas empresas prestadoras de servicios públicos conserven estos sellos.

lunes, 20 de julio de 2009

La perla de la semana (1)

En la medida en que vayamos descubriendo perlas de todo tipo, cada semana iremos publicándolas en este espacio. La sección la inaguraremos con este trapo que fue dejado por uno de los 'cuidadores' de carros en la esquina de la Diagonal 35 con Calle 34.

Es una lástima que este tipo de objetos sean dejados en las calles del barrio sin la mínima consideración por el ornato del vecindario. Esto es lo que residentes y turistas se encontraron el sábado 18 de julio en la tarde luego de que los cuidadores lavaron ilegalmente en la vía pública.

viernes, 17 de julio de 2009

Desfile de trapos y de baldes dañan imagen de La Merced

Basura, trapos y baldes destruyen la sensación de orden y aseo en La Merced.

Uno de los factores que más han contribuido a ensuciar la estética del barrio La Merced, patrimonio arquitectónico de Colombia, es la persistente presencia de los lavaderos ilegales de carros en las calles.

Decenas de trapos viejos y cerca de 45 baldes sumados en todas las calles del barrio aparecen en las esquinas y los andenes de La Merced entopeciendo el paso peatonal y vehicular, pero además, afeando todo el entorno.

Los trapos, además de ser viejos, siempre están sucios ya que los 'cuidadores' de carros nunca los lavan y sí son empleados día tras día en cada uno de los vehículos.

Como los trapos son empapados en las aguas sucias que inundan por filtraciones las cajas de teléfonos, éstos nunca son esterilizados y sí, por el contrario, son portadores de gérmenes y bacterias.

Los incautos propietarios de los carros nunca son enterados de la fuente de origen de las aguas usadas, obviamente.

Para el beneficio de los lectores, presentamos aquí una pequeña selección dentro del material colectado en la que se muestra claramente la tormentosa relación entre negocio, comisión de delitos, problemas higiénicos, inseguridad y desafíos al orden y ornato del barrio:

A cualquier hora, los cuidadores usan viejas canecas de pintura que no han sido lo suficientemente limpiadas para recoger aguas de alcantarilla.

Los propietarios de los vehículos se convierten en cómplices de esta contravención de policía y podrían resultar afectados en un operativo de tránsito por lavar carros en la vía pública.

Trapos absolutamente sucios son los que se utilizan para lavar los carros. Aquí uno antes de empezar el 'servicio'.

Los trapos que sirvieron para lavar un carro luego son secados al aire en los espejos de otro que ni siquiera ha ordenado el supuesto 'servicio'.

Los 'cuidadores' contrabandean entre sí el agua negra que será usada en el lavado desde las cajas de teléfonos. Aquí, cuidadores de dos zonas distintas intercambian el espeso líquido.

Misteriosamente, los baldes aparecen a las 6:00 a.m. en los andenes, antes de que lleguen los cuidadores. Algunos de los vigilantes de la seguridad privada serían cómplices y estarían recibiendo retribución por guardarlos durante las noches.

Uno de los instantes en que uno de los famosos 'cuidadores' cierra la tapa de una de las cajas de CODENSA que lleva las líneas de alta tensión al CESA. Como esta caja recibe las filtraciones del alcantarillado, de allí sacan el agua con que lavan los carros de los estudiantes y de los empleados de la zona.

lunes, 13 de julio de 2009

Lavar carros en la vía pública es un delito

Agua de alcantarilla y trapos sucios son utilizados para 'limpiar' los vehículos.

La Merced, uno de los barrios más admirados y fotografiados por colombianos y extranjeros, es hoy un inmenso lavadero de carros.

El barrio que ha sido declarado patrimonio arquitectónico de los colombianos es hoy una enorme colección de trapos viejos colgando de los espejos de los carros y baldes viejos llenos de agua de alcantarilla.

Lavar carros en la vía pública es una contravención según el artículo 131 del Código de Tránsito que tiene, además de la multa, la inmovilización del vehículo. Sin embargo, los pseudo cuidadores de carros no advierten de ese riesgo a los conductores que llegan a estacionarse en La Merced y, en muchos casos, a encargar el lavado del vehículo.

Quienes encargan el lavado del carro, más que ayudar, en realidad están fomentando la explotación de menores mediante trabajos solo aptos para mayores. Sí, otro delito.

Por el contrario, por 'tarifas' ya establecidas que van de $4.000 a $6.000, los 'cuidadores' emplean baldes y trapos viejos que nunca son esterilizados y sacan el agua de las alcantarillas y cajas de líneas telefónicas, para perjuicio de los propietarios de los vehículos que en la superficie ven un carro menos sucio, pero que en realidad deja impregnados los carros de bacterias y virus.

Cualquiera de los carros es convertido en 'percha' y quienes dejan las llaves a veces encuentran 'sorpresitas' adentro.

Curiosamente, en un lavadero de carros legal, con las debidas normas de manejo de aguas residuales, el servicio está en rangos que van desde $6.000 a $10.000, pero con aguas limpias...

A plena hora del día, sobre la Carrera Séptima, frente a las instalaciones de Protección S.A., los cuidadores extraen agua ilegalmente para lavar los carros. Vigilantes y propietarios son cómplices.


Una vez que los baldes son llenados con el agua de la alcantarilla, son ocultados en otras para evitar ser descubiertos por la Policía del CAI de San Diego que ya anunció operativos en contra de los propietarios que inflinjan la ley.

Los propietarios residentes y visitantes de La Merced deberían tener más cuidado con sus vehículos y no exponerse a contraer enfermedades infecto-contagiosas por ahorrar solo $1.000, la diferencia entre un servicio legal y uno ilegal.

Con la ayuda de los propietarios de los vehículos, conscientes del daño que ocasionan a sus propios patrimonios, al medio ambiente que es perjudicado con los flujos infecciosos de aguas residuales, a la movilidad que resulta afectada por estacionar en lugares prohibidos, seguramente La Merced volverá a recuperarse.

domingo, 12 de julio de 2009

¿Quién arrancó los bolardos de la calle 34?

Los bolardos 'descansan en paz' en la calle 34 con Séptima.

Los bolardos fueron una configuración del mobiliario urbano que se creó durante la administración del alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, con el fin de evitar que los vehículos sobrepasaran el espacio público destinado a a los peatones.

Si bien a muchos nos parece que afearon el mismo espacio público, lo cierto es que no por ello ningún ciudadano tiene la potestad de retirar los bolardos de donde hayan sido instalados. Solo las autoridades con competencia pueden hacerlo y suministrando las debidas explicaciones a la comunidad. Hasta tanto no se dé vía libre al proyecto de ley que buscaría reglamentar nuevamente las bahías de parqueo en zonas urbanas de Bogotá, todas las disposiciones anteriores deberían estarse respetando.

A los cuidadores les molesta que los bolardos les quiten sus 'clientes'.

Sin embargo, en La Merced parece que esa ley no tuviese cimientos. Varios de los bolardos instalados sobre el costado norte de la calle 34 entre carreras Séptima y Sexta han sido arrancados sistemáticamente, al parecer, por los pseudo cuidadores de carros ya que estos estarían "molestando" a los pasajeros del puesto de copiloto en los vehículos que allí se estacionan.

Cabe aclarar, que la calle 34 es una vía arteria y está prohibido estacionar en ambos costados. No obstante, varios de estos cuidadores arriendan el espacio público a vehículos de la zona y de fuera de ella y para ello se han desquitado con los bolardos.

Este blog, en un ejercicio legítimo de periodismo ciudadano tomó las respectivas fotografías el pasado 11 de julio de 2009 en horas de la mañana. Invitamos a los lectores a sumarse a esta y otras denuncias con el fin de rescatar a La Merced del vandalismo.

sábado, 11 de julio de 2009

Cuando Laureano Gómez se salvó en La Merced

Hemos encontrado una simpática columna del periodista Daniel Coronell en la revista Semana. Allí se cuenta cómo un tanque de guerra recogió el 9 de abril de 1948 al entonces ministro de Relaciones Exteriores, Laureano Gómez, presidente dos años después.
El jovencito que hizo historia
Por Daniel Coronell
Sábado 17 Junio 2006
La semana pasada, el joven Gilberto Arango Londoño, en la plenitud de sus 80 años, se despidió de la vida en los brazos de su amada esposa Margarita

Tenía 22 años cuando la historia tocó a su puerta. O mejor dicho, a la puerta de su tío, en el barrio La Merced de Bogotá. Gilberto Arango Londoño había llegado de Manizales para estudiar derecho en la Universidad Nacional y no sabía que ese viernes caería sobre su espalda el peso de una misión suicida.

El hombre, que pedía refugio y un teléfono, era el ministro de Relaciones Exteriores Laureano Gómez. Ese 9 de abril estaban pasando muchas cosas en Bogotá. El líder liberal Jorge Eliécer Gaitán había sido vilmente asesinado. Una protesta violenta y anárquica extendía el luto y el fuego por las calles. Y para completar el escenario, estaban en la ciudad todos los cancilleres de América, empezando por el general George Marshall de Estados Unidos. Ellos habían venido para participar en la Conferencia Panamericana.

Gómez necesitaba con desesperación hablar con el Presidente, disponer la protección de las delegaciones internacionales y evitar ser identificado porque en ese momento era el blanco más ansiado por mucha gente. Algunas emisoras anunciaban que su cabeza ya colgaba de un farol en la Plaza de Bolívar.

—Jovencito, por favor comuníqueme con Palacio -pidió el ministro mientras oía la noticia de su propia muerte.

No fue fácil. Casi una hora después, el jovencito logró la comunicación. El presidente Ospina le ordenó a su canciller ir al Ministerio de Guerra y ponerse en contacto con la cúpula militar. Pero todos sabían que si Laureano Gómez pisaba la calle, no iba a llegar muy lejos.

Fue entonces cuando ese jovencito probó su valor. Salió de la casa, caminó por la ciudad en llamas, esquivó disparos de francotiradores, saltó sobre moribundos y cadáveres, vio consumirse en cenizas los tranvías, presenció los saqueos y, finalmente, llegó a una guarnición militar.

Allí pidió, como quien pide un taxi, que le prestaran un tanque de guerra para ir por un alto funcionario. El sargento Serna, que manejaba el carro de combate, recordaría por años a sus dos pasajeros. Al valiente muchacho que lo guió de ida, y a Laureano Gómez, a quien transportó de vuelta y que le regaló su abrigo, no tanto como recompensa sino porque no cabía por la escotilla con el sobretodo puesto.

El jovencito se graduó de abogado y fue a estudiar economía en Estados Unidos.

Para seguir leyendo.
Esto demuestra que nuestro barrio en Bogotá, está lleno de historia, lleno de relatos fantásticos que no salen de la ficción sino de una vida pródiga en recuerdos.

Algunas casas de La Merced

















Bienvenidos

Este espacio en la red está dedicado a uno de los barrios más hermosos de Colombia: La Merced, ubicado en el centro oriente de Bogotá, Colombia.

El barrio La Merced, de solo cinco manzanas, fue construido en la década de 1940 por el arquitecto alemán Karl Rich. "La preservación del conjunto, único en la capital en donde es muy poca la casa que ha sido demolida, se debe a que el uso evolucionó de residencial a oficinas, a manos de entidades capacitadas para respetar la importancia de la obra, y también a que los dueños han sido personas muy enamoradas de sus viviendas", dice el conocido portal Viajeros.com.

Por ser uno de los pocos barrios declarados como Patrimonio Arquitectónico del país al conservar su "estilo inglés" o 'Tudor', creemos que es imperioso tener un lugar en Internet para destacar sus valores estéticos y, a la vez, para denunciar todos los abusos que contra este espacio físico se cometan.